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lunes, 14 de mayo de 2018

De Macri, el FMI y otros demonios

Por Geralt

A lo largo de la semana pasada la administración de Mauricio Macri, así como el avance y desarrollo de su proyecto político han sufrido un duro golpe, enfocado directamente hacia su capacidad de entender y gestionar la economía, uno de los factores que hasta la fecha se consideraba como la mayor fortaleza de quien fuera alcalde de Buenos Aires y presidente del club Boca Juniors.

La noticia que dio a entender todo lo anterior fue el anuncio de que Argentina se encontraba negociando con el Fondo Monetario Internacional una ayuda financiera. Este hecho viene a demostrar lo que ya se venía haciendo cada vez más latente en el estado actual de los mercados, y es que el plan económico del actual mandatario del país suramericano no está resultando tan bueno como todos pensaban.

Vencedor de la batalla contra el bipartidismo que mantuvo dividida a Argentina durante muchísimo tiempo, Macri logró lo que nadie antes había podido, y fue que con la creación y victoria de su frente político, dejó a la oposición diezmada y aún más dividida que antes.

No obstante, lo que hasta hace poco parecía marchar viento en popa, incluido el apoyo de cuatro de cada seis argentinos, además del enorme favoritismo de cara a la reelección, se ha ido perdiendo. NI siquiera algunos de sus logros, entre los que ya contaba el descenso de la pobreza, el inicio del repunte económico y la detención de la corrupción, parecen suficientes.

Ahora toca ver qué pasa con su aprobación luego de su pedido al FMI, un organismo que a nivel nacional tiene asegurado, como mínimo, el rechazo de tres de cada cuatro argentinos, producto de sus estrepitosas “caídas” con respecto a ese Estado.

Según apunta especialistas, el primero de los errores del presidente argentino ha sido su incapacidad para controlar las violentas fluctuaciones del cambio de moneda sucedidas en tiempos recientes. Y es que incluso cuando otras monedas del continente han caído como consecuencia del fortalecimiento del dólar estadounidense, el peso argentino ha sido el que más ha sufrido a causa de la atracción de capitales que hace la nación norteña.

Incluso cuando el Banco Central de Argentina sacó divisas de sus fondos, estas medidas se tomaron demasiado tarde, y finalmente terminaron por no ayudar demasiado. Varios expertos aseguran que la culpa no es solo del contexto internacional, sino del establecimiento del impuesto sobre la renta financiera, sucedido hace menos de un mes.

Otro elemento que los entendidos apuntan como un fallo por parte de Macri, es el regreso hacia el proteccionismo, luego de una etapa durante la cual los Kirchner supuestamente generaron grandes desfalcos que generaron procesos inflacionarios, de déficit y de recesión. Su solución fue abrirse al mundo, y así fue que comenzó a aliarse de nuevo con Occidente y a permitir financiación de los mercados.

Lo que no tuvo en cuenta Macri fue que ahora mismo sus aliados principales: Estados Unidos y la Unión Europea, tienen problemas más grandes. Los norteamericanos se han topado con un presidente proteccionista como Donald Trump, enfrascado en su propia pelea por devolver a su nación a la grandeza. Mientras, los del Viejo Continente todavía están lidiando con el Brexit, una situación que ha resultado en demasiados quebraderos de cabeza. Mientras tanto, Macri todavía espera los tratados.

Tampoco ha resultado su intento por restablecer la economía, mediante el uso de uno de sus estandertes de campaña: el gradualismo, política enfocada en encontrar un balance ante la crisis que quedó en las finanzas estatales. La cosa va de ajustar los gastos públicos mientras se ordenan las cuentas gubernamentales y se disminuyen tanto el déficit como la inflación.

Una de las alternativas más socorridas ha sido el incremento notable de las tarifas en los servicios públicos, al punto de que a fecha de hoy los ciudadanos de la República se gastan casi una tercera parte de sus ingresos en pagar luz, agua y gas.

Demasiadas cosas van en contra de esta política, entre ellas la propia política, además de la inflación, y el consabido y cada vez más complejo contexto internacional. Todo parece indicar que la mejor noticia que puede darse es que le queda poco al gradualismo.

Por último, otro punto en su contra ha sido la falta de consenso. En orden de eliminar las confrontaciones que han llevado al país a un grado muy improductivo de división, Macri ha logrado algo incluso peor. Tiempo después de su elección, son perceptibles las tensiones con la justicia y con los medios. Muchos creen que de haberse fomentado el diálogo, el FMI no estaría ahora en Argentina.