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lunes, 25 de junio de 2018

Paradojas: algo que la ciencia no ha podido explicar

Por G_nkerbell

Aunque actualmente, la ciencia ha podido encontrarle solución a muchos de los habituales problemas de la vida diaria e incluso a muchos enrevesados dilemas de la historia y la evolución humana, existen algunas situaciones que ni la ciencia ni las matemáticas han podido solucionar hoy en día, llamadas paradojas, que provienen de las palabras en latín y griego que significan lo contrario a la opinión común y son, según explica el diccionario de la Real Academia, hechos o expresiones aparentemente contrarios a la lógica.

Por ejemplo, el siemple hecho de decir que una oración es falsa, una de las más populares y reconocida, y es qeue de hecho, si fuerarealmente falsa, lo que la oración enuncia, por tanto, es cierto, pues si la falsedad enunciada es real, la oración no podría ser falsa.

Las paradojas pueden ser de varios tipos, pero lo usualmente tienen en común es que nos hacen detenernos a pensar, y tratar de hallar una solución, como por ejemplo, para llegar rápido, lo mejor es ir despacio.

Otras son muy famosas y le han quitado el sueño a los hombre de ciencia durante años, incluso siglos, y en el camino para hallar su solución han impulsado importantes descubrimientos en la ciencia, la filosofía y las matemáticas.

Por ejemplo, una de las más antiguas es la paradoja del cambio e identidad, que trajo reflexionando al historiador y filósofo griego Plutarco y perduró durante casi 2 mil años con el ejemplo de Teseo, el mítico rey fundador de Atenas que según varias leyendas, era hijo del dios del mar, Poseidón.

La historia indica que el barco en el que Teseo y varios ateniensen regresaron de Creta tenía treinta remos, y fue conservado incluso hasta la época de Demetrio de Falero, pues retiraron los viejos tablones a medida que se descomponían y pusieron madera nueva y más resistente en su lugar. Dicho barco se convirtió en un ejemplo permanente entre los filósofos, pues se da la pregunta lógica de las cosas que crecen, algunos sostienen que el barco sigue siendo el mismo, y otros afirman que no.

Y es que si este velero fue conservado por los atenienses por tantos años, hasta la época de Demetrio de Falerose puede concluir que tendría más o menos 300 años. Y la otra cuestión que surgía era que, si con la madera vieja construían otro barco idéntico, entonces ¿cuál de los dos sería el original, el de las tablas originales o el que se restauró?

Otra paradoja, el movimiento no existe, que indica que para ir a cualquier parte, tienes que recorrer primero la mitad de la distancia, y después, la mitad de la distancia que te falta por recorrer, luego, la mitad de la distancia que te sigue faltando, y de esa manera hasta el infinito, por lo que se concluye que realmente, nunca llegarás.

Esta se incluye dentro de la serie de paradojas del movimiento del filósofo griego Zenón de Elea que fueron creadas para demostrar que el Universo es singular y que, según él, el cambio, así como el movimiento, es imposible, según también argumentaba su maestro Parménides.

Esta teoría fue rechazada durante años, pero la matemática halló una solución formal en el siglo XIX, al aceptar que 1/2 + 1/4 + 1/8 + 1/16 dan como resultados 1. Y aunque esa solución teórica sirvió para varios propósitos, no aclaró definitivamente las dudas de lo que pasaba en la realidad, pues cómo algo puede no llegar a su destino.

Aunque es algo que solucionamos intuitivamente pues lo experimentamos a diario, se convierte en una cuestión más compleja y para resolverlo verdaderamente, hubo que esperar hasta el siglo XX, en el que los científicos se auxiliaron de teorías que muestran que la materia, el tiempo y también el espacio, no son infinitamente divisibles.