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jueves, 14 de junio de 2018

Globalización significa identidades compartidas

Por Sofía

La globalización es un proceso social, económico y político que abarca diferentes esferas de la vida cotidiana de los actores sociales. La cultura como construcción social, producto de las prácticas humanas, no escapa de la influencia y determinación del proceso de globalización en sus diferentes versiones. Las industrias culturales, el consumo y las formaciones de identidades compartidas y sociedades homogéneas son procesos que caracterizan las dinámicas de la globalización, temas que serán abordados en el presente ensayo. Se comprende entonces como globalización la creación de redes sobre todo financieras y monetarias, aunque también culturales y políticas que abarcan el mundo entero.

Las industrias culturales son construcciones conceptuales modernas que intervienen e influyen directamente en los procesos de globalización. La industria cultural es un sistema en movimiento que transforma las percepciones de la vida cotidiana de los actores sociales, se encuentra fragmentada y especializada, en donde en cada una de estas partes se posicionan de forma hegemónica determinadas marcas o determinado producto en específico como el que tiene mayor aceptación por el consumidor y en dependencia del grupo social al que pertenecemos cada cual. Los cuales representan no a un creativo en particular, sino más bien la expansión de un estilo de vida homogéneo como el ‘’American Way Life’’. Paulatinamente estas industrias van adquiriendo un status propio y se van posicionando en la realidad social como elementos indispensables y necesarios de los procesos de globalización, que tienen como objetivo el establecimiento y la imposición de su supremacía en el mercado, en un inicio, pero que también influye en el posicionamiento económico y social de sus consumidores a nivel regional o local, así como internacionalmente.

Las migraciones hacia los centros urbanos de producción, la sociedad de consumo y la masificación de los símbolos y las identidades compartidas, son algunos de los elementos que se evidenciaban y se evidencian en la sociedad latinoamericana. Esto también evidencia un empobrecimiento cultural que se caracteriza por la pérdida de la identidad y los valores espirituales autóctonos de cada nación, lo cual representa el resultado de este proceso de homogenización de la cultura, derivado de todas las dinámicas de globalización. En este sentido, uno de los procesos que intervienen en este sistema es el consumo cultural como actividad elemental en la reproducción de la vida social tiene sus inicios desde la existencia de la propia sociedad; no obstante para referirse al consumo de masas, dinámica que caracteriza el objetivo primario de la industria cultural, es necesario plantearse otros elementos.

Uno de estas cuestiones es la ciudad, la vida urbana, que contribuyó al desarrollo del consumo de masas. La vida en las metrópolis, se volvió mucho más dinámica que la vida en el campo o en las comunidades rurales. Los ciudadanos comienzan a tener un nivel de vida diferente, que no se debe solo al ambiente social, sino que comienzan a darse una serie de procesos que cambian las dinámicas sociales. La vida urbana implica la aparición de nuevas necesidades para los individuos, que no se refieren solo a las básicas, necesidades de diversión, esparcimiento. Se han globalizado las imágenes consumistas, las apetencias derivadas de los instintos primarios y la filosofía de que lo único valioso es el éxito en el plano material, entendido solamente como la acumulación de riquezas. Por lo que la cultura se ha concebido en este proceso como una herramienta para el desarrollo, cuando en realidad esta debería ser el fin último de este, el objetivo primario: su enriquecimiento teniendo en cuenta la realización del ser humano.

En este sentido, los desequilibrios entre el Norte y el Sur por los diferentes valores en cuanto al desarrollo económico y sociocultural, trae como consecuencia la emigración masiva y descontrolada de los ciudadanos del Sur, en busca de mejores condiciones de vida. Este es un proceso que también se encuentra influenciando las transformaciones culturales que se han ido sucediendo. La globalización como proceso que abarca todas las dimensiones de la vida cotidiana de los actores sociales ha logrado una gran rentabilidad y capacidad hegemónica. Esta característica sustituye en gran medida la importancia de la diversidad cultural y los valores propios que siempre han caracterizado a las sociedades, independientemente de sus creencias políticas, religiosas o de otro tipo. No se trata de mantener una postura de rechazo contra la mundialización en todas sus dimensiones, sino intentar conciliar entre los efectos y las consecuencias propias del proceso de globalización con el mantenimiento y protección de lo autóctono, en un equilibrio real entre lo autóctono y lo global.