Redes sociales: contando las horas
Según ha declarado una figura tan pública como la cantante británica Lilly Allen, ella pasa alrededor de cinco horas diarias conectada a la red social Twitter, plataforma con la que confesó tener una relación ambivalente. Allen reconoció que mantener sus seis millones de seguidores es una responsabilidad a la que dedica mucho tiempo, tal vez demasiado. Y es que este “trabajo” de contentar a sus propias audiencias puede llegar a ser especialmente absorbente, sobre todo porque de él depende en gran medida la popularidad, o al menos sus índices, de los famosos. Bien lo sabe Lily, que comenzó su carrera por aquí.
La carrera de esta músico nacida en Londres ha crecido no solo gracias a su talento, sino a su visión para darse cuenta de la importancia de estos espacios. Ella fue una de las primeras en tener presencia en la ya obsoleta MySpace, desde donde logró dar el salto y grabar su primer disco.
No obstante todo lo anterior, Allen tiene la sensación de que tantos likes, retuiteos, y contenidos compartidos pudiera causas una obsesión peligrosa, y no solo para ella, sino a sus hijos: Ethel de cinco y Marnie de seis años, quienes constantemente la interrogan sobre su uso del teléfono.
Y es que esta preocupación es totalmente válida, e interesa a muchas personas que con frecuencia piensan en las posibles contraindicaciones que pudieran tener estas prácticas. Al respecto, un grupo de expertos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), realizó en 2015 una investigación. Como resultado final obtenido, los investigadores explican que aquellos que pasan cada día más de un par de horas en estas redes pudieran ser propensos a más problemas mentales que el resto de las personas.
De acuerdo con el médico y autor del referido estudio, Hugues Sampasa-Kanyinga, integrante de la división epidemiología, perteneciente al Departamento de Salud Pública del estado de Ottawa, Canadá, la relación de adicción con las redes sociales y las enfermedades mentales no queda totalmente clara, aunque si puede ser que esto esté asociado a ciertos trastornos de orden psicológico.
Para su investigación Sampasa-Kanyinga analizó el comportamiento y la información que le proporcionaron un total de 753 alumnos acerca de su actividad en redes como Instagram, Twitter y Facebook, sin dudas las más populares de todas estas plataformas.
Dentro de la lista de problemas que pueden aparecer en los humanos se encuentran la ansiedad, la depresión y empeorar hasta convertirse en pensamientos que induzcan al suicidio.
Asimismo, el especialista opina que sobre todo aquellos jóvenes con problemas en torno a su sanidad mental tienden a usar estas redes en busca de tener interacciones, pues suelen sentirse solos. Todo ello no es más que una evidencia de las complejidades que entraña el uso de las redes sociales en relación con temas de salud mental. Claro que tampoco es que las cosas estén demasiado claras. De hecho, resulta muy complicado hallar una causa específicamente conectada a estos efectos.
Lo que si resulta un punto en que varios especialistas coinciden es el límite de las dos horas. Para Nadia Goren, psicóloga infantil, los infantes que pasan más de este tiempo a diario en estos espacios tienen una tendencia hacia la disminución de su rendimiento escolar.
Ahora bien, otro estudio publicado el pasado año, explica que en caso de pasr de las dos horas ya se puede hablar de un problema. Uno de los encargados de llevar a cabo el estudio, Andrew Przybylski, miembro de la universidad de Oxford, declaró que ya si se trata de 5 a 7 horas el asunto puede convertirse en más perjudicial. Sin embargo, Przybylski y sus colegas expusieron que estos casos suelen darle sobre todo en mujeres solteras y jóvenes. Además, agregaron que el uso de la tecnología no es necesariamente malo, siempre y cuando se use para cosas productivas.
En otra latitud, Mark Griffiths, científico del colegio de Nottingham Trent, Reino Unido, explica que las plataformas como Facebook y Twitter pueden ser posiblemente adictivas. Estas adicciones pueden venir aparejadas con señales conductuales como cambios de humos o aislamiento a nivel social. También dijo que para establecer el tiempo durante el cual estas prácticas pueden hacer daño siempre ha de tenerse en cuenta a cada individuo, ya que cada quien tiene condicionantes que pueden modificar su reacción.