Macri quiere una Argentina militarizada
Cuando en 1983 se dio por abatida la dictadura militar que había controlado Argentina desde 1976, se establecieron unas condiciones para que las Fuerzas Armadas no pudieran controlar de nuevo los temas de seguridad interior. Ni gobernar.
Los argentinos, escarmentados, quisieron atar cortos a los militares, pensando que así la democracia estaría a salvo. Años después, en 2006, el presidente Néstor Kirchner estrechó el lazo aún más: de esta forma los soldados únicamente podían defender el país de ataques extranjeros. Sin embargo, el actual presidente, Mauricio Macri, tiene otros planes para los militares.
La reforma de las Fuerzas Armadas que propone el actual mandatario ha sacado a la gente a las calles de Buenos Aires en protesta: no les hace gracia que se encarguen de parte de la seguridad interior. Varias consignas tipo “Fuerzas represivas Nunca Más” o “No a la militarización de Argentina” quieren que Macri cambie de opinión.
La manifestación ha unido a un sinfón de sindicatos, organizaciones para los derechos humanos y entidades sociales que no están de acuerdo con el cambio. “Somos supervivientes de la intervención de las Fuerzas Armadas en la política interna” dijo Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz
El presidente ha derogado la norma de Kirchner y ahora quiere que las fuerzas militares también sean empleadas “de forma disuasiva o efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política”
Argentina no es el único país de América Latina donde los militares tienen tareas en el departamento de Interior. Por ejemplo en Colombia, México o Brasil, estos se encargan de la lucha contra el narcotráfico, una tarea que en Argentina lleva a cabo la policía.
Tras la reforma de Macri, ¿cuáles serían sus funciones si se llega a aprobar? Básicamente vigilar objetivos estratégicos y de apoyo logístico a las fuerzas policiales en vigilancia fronteriza. Aun así, la gente no está convencida. Ante la creciente tensión social, provocada en parte por la crisis económica que se extiende por todo el país, muchos creen que las fuerzas militares podrían tener la misión de refrenare la indignación y las manifestaciones contra el Ejecutivo. Y es que la reforma de Macri no implica solo soldados por las calles, sino que contempla la compra de armamento y engrosar el ejército con 40.000 soldados más.
Los argentinos no quieren que Macri se blinde detrás de las Fuerzas Armadas y menos que estas patrullen por sus calles.