Una hincha puesta en duda
Al verla en la final de la Copa del Mundo, todos se sintieron identificados con ella. La única de todos los mandatarios que se vistió con la camiseta de su país, mostró su orgullo por sus jugadores, incluso ante la derrota de 4-2 que sufrieron los croatas a manos de Francia en la gran final celebrada en Moscú. Lo cierto es que luego de todo esto, Kolinda Grabar-Kitarovic pasó a ser, más allá de las estrellas futboleras presentes sobre la cancha, una de las personas más recordadas de Rusia 2018. Como una hincha más durante el torneo, ella se robó los titulares junto a la selección nacional.
De acuerdo con informaciones reveladas por el mismísimo Estado de la nación balcánica, la “jefa mayor” llegó a descontarse su pago por los días de ausencia que tuvo de sus obligaciones, debido al campeonato mundial. Por si fuera poco, ella pagó de su bolsillo los tickets de avión —en donde viajó en clase turista— y las entradas a los partidos, en donde en ocasiones declinó la invitación al área VIP, para compartir con los aficionados desde la zona regular.
El único juego al que no pudo asistir fue el de semifinales ante Inglaterra. Claro, que tenía más que justificante, pues en esa ocasión debió viajar hasta Bélgica para asistir a la Cumbre de la Organización de Tratados del Atlántico Norte (OTAN), institución para la cual fue empleada antes de llegar a convertirse en la máxima figura política de Croacia. En aquella ocasión llego a regalar camisetas de cuadros blanquirrojos a sus colegas Donald Trump, de Estados Unidos y a la británica Theresa May, y tras concluir la reunión, volvió a tierra rusa para apoyar a su equipo.
Luego de terminado el partido, con victoria para los galos, Grabar-Kitarovic se mostró muy cercana a jugadores y entrenadores, a quienes repartió abrazos como si se tratara de familiares cercanos. Además, mientras felicitaba o consolaba a los futbolistas, no tuvo problemas en mojarse bajo la torrencial lluvia, a diferencia de sus pares Emanuel Macron y Vladimir Putin, quienes se guarecieron debajo de algunos paraguas.
Tal actuación logró que las redes sociales explotaran, al punto de que según reportes del sitio Mediatoolkit, enfocado en el análisis de datos, las publicaciones referidas a la presidenta europea llegaron a ser hasta un 25 por ciento mayores que aquellas dedicadas a los Vatreni o a ciertos jugadores como el estelar Luka Modric, galardonado con el Balón de Oro del Mundial.
De momento, pasada la euforia del campeonato, la jefa de Estado es la persona con mayor popularidad dentro de su nación. Ante tal hecho se impone preguntar: ¿quién es esta mujer, la primera en llegar a la presidencia de ese país?
De acuerdo con expertos, Kolinda es, políticamente hablando, de estilo conservador-populista y nacionalista, algo que no se apreció de esta forma durante la final de Rusia. Para el politólogo y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Zagreb, Dejan Jovic, la simpatía futbolística de la presidenta ha sido un éxito a la hora de colarse y dominar ciertas aristas generalmente vinculadas con los hombres, un factor que la ha ayudado a probar su fortaleza y capacidad, manteniéndose a la vez como una líder popular entre todos los sectores poblacionales.
Hace un tiempo, cuando aún no era presidenta, durante su visita a Washington Grabar-Kitarovic causó gran polémica, al servirse del vehículo oficial de la sede diplomática croata en Washington para que su esposo solucionara ciertos asuntos de origen personal. En aquel momento su empuje se vio mermado, pero poco después fue nombrada por la OTAN como subsecretaria de Diplomacia Pública. Ya en 2015 llegaría a sentarse en la silla más importante de Croacia, y en la actualidad se encuentra realizando un doctorado en Política.
Ahora bien, a pesar de su estatus bastante favorable ante las masas, su posición —junto a la de su partido, el Unión Democrática Croata, abiertamente conservador y opuesta a la inmigración—, ha sido catalogada como discriminatoria por ciertos grupos que luchan a favor de los derechos humanos. Luego del Mundial, y disparada su “fama” a nivel internacional, también han ido surgiendo otro datos que destapan otras situaciones turbias en torno a ella.
Primero está una foto en que Grabar-Kitarovic aparece con una bandera nazi, lo cual sumado a su irrebatible soporte a las leyes antiinmigración, que la llevaron incluso a sugerir la actuación del ejército durante la crisis de refugiados de 2015, ha llevado a especialistas como Jovic a opinar que ella es incluso más conservadora que el primer ministro.
Por otra parte, el profesor universitario considera que a la mandataria le preocupan mucho más por los croatas que han elegido salir del país que por las personas que intentan irse a vivir allí. La causa es el ínfimo crecimiento de la población de la nación balcánica, al punto de que la cifra ha disminuido con respecto a las tres últimas décadas.
Por ese motivo, Grabar-Kitarovic ha usado de alguna forma el éxito mundialista de los croatas como una forma de dar esperanza a sus compatriotas para que elijan quedarse en vez de buscar su futuro fuera de las fronteras nacionales. No obstante, para el experto politólogo, a pesar de los cambios que quiere generar la presidenta, tiene las manos atadas. Esto ocurre, según su opinión, porque su posición ha sido demasiado cerrada, lo cual evitado que ocurra una liberalización social que acompañe el apego del Estado a la Unión Europea.
Sin embargo, el experto también considera que las últimas actitudes asumidas por la mandataria pudieran suponer un intento por asumir en toda regla el liderazgo de la nación, lo cual le daría el chance de convertirse en Primera Ministra de aquí a 2020.