Argentina y el triste protagonismo del aborto ilegal
Según reportes de varias Organizaciones No Gubernamentales asociadas a los programas argentinos de salud, cada año tienen lugar cerca de 500 mil abortos en esa nación suramericana país. Por si fuera poco, además de estos terribles números, está el hecho de que todas esas interrupciones de embarazos se realizan de modo clandestino. A tales datos debe sumarse la escandalosa estadística que advierte que en el país, cada tres horas una niña menor de 15 años se vuelve madre. Frente a semejante realidad, tan abrumadora y triste, el Congreso de la Nación se prepara de a poco para iniciar un proceso de complejos debates en torno a la finalización voluntaria del período de gestación.
Las legislaciones en vigencia en el país desde 1921 determinan que el aborto es un delito penal. Al mismo tiempo, el código normativo refiere que no habrá cargos fiscales si la decisión es tomada debido a dos causas fundamentales. Una de ellas es cuando el embarazo puede causar daños irreversibles a la salud de la madre. La segunda razón se contempla cuando la causa del embarazo es una violación. Con el paso de los años la ley se ha vuelto insuficiente. Aun cuando el presidente Mauricio Macri se opone a esas prácticas ha solicitado a los legisladores nacionales a que debatan el tema con la mayor seriedad posible.
De acuerdo con agrupaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Niñez y Amnistía Internacional, en Argentina los abortos constituyen la principal causa de muerte entre las madres en 17 de las 24 provincias que componen la geografía nacional. Además, esas estadistas aseguran que cerca de tres mil infantes mueren cada año debido a que nacen de niñas cuyas edades oscilan entre diez y catorce años.
Para Laura Belli, doctora en Filosofía y miembro de la sociedad de Economía Feminista, la ausencia del derecho a abortar es un abuso contra las mujeres y las niñas. Esa realidad para muchos es un reforzamiento más de la brecha de que impone la desigualdad de género en Argentina. Otro resultado alarmante es el que refiere que las futuras madres más perjudicadas son aquellos con bajos niveles económicos y sociales. Muchas de ellas no tienen acceso a la información o ni siquiera pueden pagar anticonceptivos.
Belli también señala indignada que una interrupción de embarazo en clínicas privadas solo está al alcance de las mujeres más solventes. Una regulación menstrual oscila alrededor de los 800 euros, mientras que las pastillas abortivas rondan los 125, que a su vez son cerca de tres mil pesos argentinos.
Belli recalcó además que es prácticamente improbable que una joven o mujer pueda tener acceso a esas prácticas médicas con un sueldo promedio del país. En Argentina, las mujeres más acomodadas cobran aproximadamente doce mil pesos al mes, o su equivalente, 480 euros. Por otro lado, el 75 por ciento de las féminas ni siquiera llega a obtener esas ganancias. Las campañas impulsadas por diversas fuerzas feministas locales aseguran que el tema del aborto ha dejado de ser un asunto de interés para la salud pública para convertirse en uno de los tópicos medulares dentro de la problemática de la desigualdad de género y económica.
Mientras, el obstetra Mario Sebastiani señala que en la medida en que una adolescente o mujer adulta puede acceder al derecho de la interrupción de su embarazo de un modo más o menos seguro, las más pobres se someten a terribles variaciones. Las más frecuentes implican tallos, raíces y hojas de plantas, agujas y raspados abusivos en condiciones sanitarias precarias. El galeno, quien también es autor del texto “Aborto legal y seguro”, afirma que ha visto a muchas muchachas morir en centros médico públicos por no contar con los recursos necesarios. De acuerdo con el experto la equidad podría ser una de los principales factores a favorecer mediante la aplicación de las nuevas leyes.
Según se registra en informes internacionales las naciones revelan que en los países donde se ha legalizado el aborto ha disminuido el número de muertes, así como la cifra de personas que se someten a las interrupciones.
