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viernes, 18 de mayo de 2018

Marsupiales consumidos por sus impulsos sexuales

Por Idefix

De acuerdo con informaciones develadas por la cadena BBC, varios expertos aseguran que muchos marsupiales machos mueren luego de mantenerse apareándose con el mayor número posible de hembras, en sesiones de sexo que pueden llegar a durar hasta 14 horas de forma ininterrumpida. Este tipo de conducta, unida a otra serie de factores como la progresiva destrucción de su espacio vital, causaron que el gobierno australiano se viera obligado a incluir a dos variedades de estos mamíferos: los antechinus de cola negra, y los de cabeza plateada, dentro de la lista de especies en amenaza de extinción que existe en esa nación.

Expertos aseguran que una gran cantidad de marsupiales machos mueren luego de mantenerse apareándose con el mayor número posible de hembras, en sesiones de cópula que pueden llegar a durar hasta 14 horas de forma ininterrumpida. Este tipo de conducta sexual, unida a otra serie de factores como la paulatina destrucción de su espacio vital, causaron que el gobierno de Australia se viera obligado a incluir a dos variedades de estos mamíferos: los antechinus de cola negra, y sus “primos” de cabeza plateada, dentro de su lista de especies en amenaza de extinción, de acuerdo con reportes de la cadena BBC.

Esta conducta de los antechinus es conocida como reproducción suicida o semelparidad, y resulta un fenómeno bastante específico y estudiado en especies de plantas o peces, que sin embargo resulta poco frecuente –y hasta curioso– entre los mamíferos. Según indican los especialistas, todo lo anterior se debe a la enorme promiscuidad que tienen las hembras de ambas especies, pues todas se aparean al mismo tiempo en el año.

En una investigación que data del año 2013, realizada por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) poco tiempo después de que este orden de animales fuera descubierto, ellos analizaron la conducta de hasta 52 variantes de marsupiales carnívoros que tienen su hábitat a lo largo de Australia, América del Sur Papua Nueva Guinea

Un estudio publicado en 2013 en la revista PNAS, poco después de que se descubrieran estas especies, analizó el comportamiento de apareamiento de 52 tipos de pequeños marsupiales carnívoros en Australia, Sudamérica y Papúa Nueva Guinea. En algunos casos, como el de los antequinos, kalutas y phascogales, se detectó que sus desenfrenadas sesiones de apareamiento les habían costado la vida a varios especímenes.

Otro dato interesante del que se percataron los cietíficos de PNAS fue que este comportamiento agonizante es bastante común de encontrar entre razas que suelen vivir en espacios en donde el alimento es muy abundante hacia determinadas etapas del año. Además, fue un hecho constatado que las integrantes del género femenino acortan su tiempo de auge sexual con la intención de dar a luz sus crías en un momento en el cual la comida abunda. Esto es tan radical, que entre todos los marsupiales mencionados, las hembras han llegado a sincronizar entre ellas sus respectivos ciclos de reproducción.

Otro factor a tener en cuenta es la alta promiscuidad de las “féminas”, lo cual las lleva a incrementar la competitividad espermática entre los machos en celo, dato que fue dado a conocer por la autora del mencionado estudio, la doctora de la Universidad de Queensland Diana Fischer.

Fischer explicó que las hembras que logran copular con una mayor cantidad de machos consiguen deshacerse de los que tienen mala calidad de esperma mediante un lógico proceso de decantación genética que demostró que aquellas con mejores fertilizaciones tuvieron descendientes más fuertes.

Claro que todo lo anterior si bien crea hijos con más posibilidades de sobrevivir al ambiente, va en detrimento de los padres, que deben aparearse con tantas potenciales madres como les sea posible, durante complejos y extensos “contactos” a los que llegan avivados por altos niveles de testosterona, hormonas que elevan su actividad, pero que a la vez suben su estrés hasta límites que su cuerpo es incapaz de aguantar.

En resumen, se trata de una especie de selección natural, que en este caso es manejada a su antojo por las hembras, las cuales siguen una estrategia inusual en lo que respecta a los mamíferos, entre quienes lo normal es que ganen su derecho al sexo aquellos que son elegidos por sus características físicas.

Sin embargo, en el caso en cuestión el elemento fundamental es el esperma, y según los investigadores, el proceso en sí pudiera estar siendo una forma de controlar la superpoblación gracias a la desaparición de casi la mitad de los machos fértiles.