Trump, la Segunda Enmienda y las heridas de un país
Justo cuando ni siquiera se habían enfriado las alarmas luego del último suceso violento dentro de una escuela estadounidense, este viernes un total de diez hijos de diferentes familias texanas no regresaron a sus hogares. La causa: un nuevo tiroteo, esta vez en sucedido sobre las 7 con 40 minutos de la mañana en el colegio Santa Fe High School, en el cual perdieron su vida nueve alumnos y un maestro, además de un gran número de heridos entre los 1400 estudiantes que allí asisten cada día. De acuerdo con el relato de un testigo, el culpable de tan horrible acto accionó primero la alarma contra incendios, y luego esperó a que muchachos y profesores salieran de sus clases para dispararles impunemente.
Según relató uno de los testigos a una cadena televisiva de Houston, el perpetrador de tan horrible acto primero accionó la alarma contra incendios, y a continuación espero a que los muchachos y profesores salieran de sus clases para dispararles impunemente. De momento hay un sospechoso bajo custodia, además de otra persona que podría estar vinculada con este crimen, de acuerdo con declaraciones de Ed González, sherrif del condado, quien también expresó que habían sido hallados materiales explosivos en el interior de la escuela.
Este es solo un nuevo episodio de terror que tributa a esparcir el miedo en los centros estudiantiles de la nación norteña y en su propia sociedad, en donde se reporta que en a lo largo de este 2018, cada semana de este año se ha detectado al menos un tiroteo dentro de alguna escuela.
Una de las estudiantes de Santa Fe, quien prefirió identificarse como Paige, declaró a una televisora local que su sentimiento de temor durante el hecho no la hizo olvidar el temor previo que ya tenía, pues aseguró que como resultado de tanta violencia en tantos lugares del país, también pensó que en algún momento algo así ocurriría en su hogar.
Semejante realidad no es más que una confirmación de lo que viene ocurriendo en tiempos recientes. La cadena CNN expuso que el de Santa Fe fue nada menos que el tercer tiroteo de la última semana, además de reportar que ya van 22 en las 20 que ha durado el año en curso. El pasado miércoles 16 de mayo, un ex estudiante de la Dixon High School de Illinois abría fuego contra los muchachos de ese centro; y el día 11 otro joven, este de 14 años, atentó contra sus compañeros de Highland High, instituto situado en la localidad californiana de Palmdale.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, expresó su pesar acerca de las recientes pérdidas humanas causadas por estos hechos violentos. Claro que el mandatario tampoco ha hecho mucho para frenarlos, pues es conocida su vinculación con la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), en cuya última reunión anual estuvo presente e incluso pronunció unas palabras, para convertirse así en el primer presidente en hacerlo desde que Ronald Reagan hablara en ese auditorio en 1983.
Y es que el magnate que a día de hoy “administra” la Casa Blanca, contó durante su campaña electora con una cifra aproximada de 31 millones de dólares procedentes del siempre fiable y poderoso grupo de presión de las armas. A ello el neoyorquino respondió con su apoyo recíproco para con los “patriotas” que según él se encargan de defender las libertades de su nación.
Es conocida la posición favorable de Trump hacia la Segunda Enmienda, la cual garantiza a los ciudadanos estadounidenses el derecho a tener y portar armas para defenderse. Siguiendo esa idea el presidente incluso se atrevió a proponer que algunos profesores llevaran armas dentro de las escuelas como medida para evitar que sucedan más actos lamentables.
Esta actitud no solo resulta ridícula, sino que además desoye los reclamos de incontables personas que piden un mayor y más férreo control sobre las armas de fuego, movimiento que se ha incrementado a partir del pasado 14 de febrero, fecha en la cual un chico asesinó a 17 personas en la Marjory Stoneman Douglas High School de Parkland, Florida.
En el reciente caso de Houston, el “atormentado” de turno fue Dimitrios Pagourtzis, de 17 años, quien había declarado ser víctima de acoso por sus compañeros. Según exponen algunos medios, las cuentas en diferentes redes sociales de este muchacho expresaban sus manifestaciones violentas y xenófobas, seguramente un sentimiento promovido en su hogar, ya que también se conoció que las armas que utilizó para masacrar a los alumnos de las escuela, pertenecían a su propio padre.
De momento, no parece hacer un final para esta escalada, pues mientras la industria armamentística siga teniendo tanta influencia en la política y con la guerra como principal negocio de la nación norteamericana, solo queda esperar no tener que dar demasiadas noticias de este tipo en el futuro cercano.