Cuba, el país que tuvo la fotografía tan rápido como Estados Unidos
El término fotografía procede del griego photos, que significa luz, y graphos, que quiere decir escritura. La propia etimología de la palabra determina que la fotografía es una forma de escribir o dibujar utilizando la luz. Utilizando la luz, de hecho, la cámara capta una imagen que luego se transmite a la película fotográfica –rollito- o a la memoria digital. Fue en 1839 que la Academia de Ciencias y Bellas Artes de París legitimaba el descubrimiento de la fotografía. En marzo del propio año el Diario de La Habana reseña la novedad anunciada por la prestigiosa academia francesa. Apenas un año después (5 de abril de 1840) llegaría este novedoso aparato a Cuba.
El daguerrotipo era todavía un invento muy novedoso, pues se desarrolló hasta 1837 y no fue hasta 1839 que el mundo lo conoció. De hecho, fue en 1839 que la Academia de Ciencias y Bellas Artes de París legitimaba el descubrimiento de la fotografía. En marzo del propio año el Diario de La Habana reseña la novedad anunciada por la prestigiosa academia francesa.
Apenas un año después (5 de abril de 1840) llegaría este novedoso aparato a Cuba y en poco tiempo estaría inaugurado en La Habana el primer estudio de daguerrotipos para retratos de Cuba y también uno de los primeros de América Latina. Es a Pedro Téllez de Girón, hijo del entonces Capitán General de la Isla, a quien se le adjudica la primera foto realizada en suelo cubano: una vista de la Plaza de Armas, el Palacio del Segundo Cabo y la Real Casa de la Administración.
Fue con el desembarco de un neoyorquino en la corte habanera, W. Halsey, que la fotografía tomó un carácter lucrativo en Cuba, pues el yanqui trajo consigo la cámara de espejo de Alexander Wolcott y las químicas de John William Draper, dispuesto a hacer negocio utilizando como técnica el retrato. Según reseña la especialista de la Fototeca Histórica de Cuba, Gloria Caridad Alvarez Frigola, “las pesquisas revelan que la aparición de Halsey sitúa a Cuba como el segundo país del mundo en fomentarlo comercialmente y el primero en Hispanoamérica”.
El 13 de diciembre de 1844, el Faro Industrial de La Habana hace mención de la presencia del primer fotógrafo natural cubano, que recién llegaba de París, donde aprendió la técnica fotográfica: Esteban de Arteaga. Tiempo después el Diario de la Marina, con fecha de 7 de febrero de 1853, avisa de la presencia de la primera fotógrafa, Encarnación Aróstegui, esposa del retratista habanero Pedro Arias.
En apenas unos años vieron la luz en Cuba un gran número de estudios fotográficos, la mayoría de estos ubicados en las calles Obispo y O’Reilly, a saber ejes comerciales de la capitalina ciudad. Esta última calle sería llamada la calle de los fotógrafos.
Ramón Cabrales hace mención de los fotógrafos más destacados de la época, entre los que ubica a Samuel Alejandro Cohner, Esteban Mestre Arlet y Francisco Serrano y Romay. A Santiago de Cuba llega el daguerrotipo en 1845 gracias a G. Seixas, quien se estableció en esa urbe por espacio de un año. La Habana, mientras tanto, conocería los nombres de Manuel Payne, José López Molina, el viajero húngaro Pal Rosti y otros.
Para 1883, tres años después de que se descubriera la reproducción a medio tono, se publicó por primera vez una fotografía en Cuba. La revista El Museo tuvo la primicia, un retrato hecho al abogado Don Nicolás de Azcárate por Francisco Alfredo Taveira. Antes de finalizado ese año ya otras publicaciones habaneras incorporaban la fotografía a modo de ilustración, como fue el caso de las revistas La Habana Elegante, El Hogar, El Fígaro, La Ilustración Cubana, así como los periódicos La Lucha y La Caricatura.
Al día de hoy, han transcurrido 178 años desde que la fotografía llegó a Cuba, tiempo suficiente para que cientos de fotógrafos enamoraran con sus instantáneas a cubanos y a visitantes por igual. Artistas como Korda, por solo mencionar un nombre, han quedado grabados para siempre en los anales de la historia de la fotografía, un arte que todavía tiene mucho por dar en esa isla caribeña.
