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domingo, 17 de junio de 2018

La olvidada historia de una mujer y el GPS

Por Idefix

Si tu auto tiene un navegador que te permite ubicarte por satélite, o si puedes etiquetar tus fotos de Facebook o Twitter de acuerdo con el lugar geográfico en que estés localizado, todo esto tiene un motivo. Esta vía que muchos utilizan a diario, sin siquiera preguntarse de dónde salió, se llama Sistema de Posicionamiento Global, aunque en el mundo entero se le conoce como GPS, siglas que identifican a esta tecnología de acuerdo al idioma inglés. Precisamente una de las personas que trabajó y de hecho fue fundamental en la puesta a punto de las operaciones del GPS, fue Gladys West, quien se dedicó al desarrollo de las operaciones matemáticas que hacen funcionar a tan importante avance de la humanidad.

La historia de esta mujer hasta la fecha permanecía prácticamente oculta, sobre todo porque además de tratarse de una fémina, ella es una persona negra, discriminada a lo largo de la historia, simple y sencillamente por el color de su piel. No obstante, supo sobreponerse a estos retos y brillar en el campo de la ciencia.

Gladys inició su recorrido en un sitio tan importante como el Naval Surface Warfare Center, instituto vinculado a la Marina de los Estados Unidos que se localiza en la zona de Virginia. Hacia el año 1956, en aquel centro trabajaban solo otros tres negros además de ella: dos hombres y una mujer.

Según cuenta ella misma, aquella situación significaba un peso extra en su vida ya que tenía la idea constante de que debía dar más que el resto de la gente para alcanzar sus metas. De esta forma fue que logró, a fuerza de voluntad, convertirse en un ejemplo para sus compañeros, mayormente mujeres, que comenzaron a seguirla.

West, nacida en 1930, había sido criada en el condado de Dinwiddie, estado de Virginia, un sitio que recuerda como extremadamente rural. En aquella zona la mayoría de las familias se dedicaba a tomar tierras a préstamo, y luego pagaban a los dueños con el fruto de sus cosechas. La familia de nuestra protagonista tenía una granja en donde ella trabajaba el campo, una idea que, según ella misma ha confesado, estaba alejada de sus sueños, pues tenía claro sobre todo que no quería estar toda su vida recogiendo maíz y tabaco junto a sus vecinos, ni tampoco machacar hojas para hacer cigarros o tabaco para pipas.

En principio, quería irse a vivir a la ciudad, única alternativa que encontraba al trabajo del campo. Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta de que la educación era la vía más productiva para lograr sus metas y salir de ese lugar. Proveniente de una familia de economía media, Gladys tomó conciencia de que para llegar lejos tendría que buscar una alternativa. Por eso fue que durante su etapa escolar se trazó el objetivo de lograr una de las becas que otorgaba la universidad local a aquellos alumnos con mejores rendimientos académicos.

Tras mucho tiempo de esfuerzo, logró colocarse entre una de las mejores de la clase y ganó su derecho a la beca. En aquel momento vino la incertidumbre acerca de qué estudiar. Estaba claro que lo suyo eran los números, por lo cual decidió por las matemáticas, carrera que en su momento interesaba más que todo a los miembros del sexo masculino. Confiesa que le costó encajar, entre otras cosas porque se sentía diferente, y por la enorme competitividad que existía entre los estudiantes.

Luego de graduarse, dio clases por dos años, hasta que surgió la oportunidad de comenzar a laborar en la base naval Dahlgreen. En aquel sitio su misión consistía en recopilar y procesar informacion de los satélites, la cual utilizaba luego para establecer con exactitud cuál era su posición. A partir de ese trabajo fue que inicio la investigación que posteriormente la llevó a desarrollar el mencionado GPS.

West declara que su labor consistía en razonar para resolver problemas de tipo matemático, y posteriormente contrastaba con los programadores para ver qué tipo de funciones deberían hacer las computadoras. Los resultados que obtenían de los ordenadores volvían a correr los análisis, hasta que todo salía bien.

Paralelamente a su trabajo en torno al futuro GPS, el país de Gladys vivía un momento importante, marcado por el creciente desarrollo de movimientos por los derechos civiles, encabezados entre otros por hombres como Malcolm X y Martin Luther King. No obstante, su completa inmersión en la ciencia la mantuvo al margen de tal proceso.

En los años venideros Gladys West conocería a Ira, quien fuera su esposo durante más de seis décadas. En lo adelante sería también recomendada para un puesto como encargada del radioaltímetro Seasat, satélite destinado a observar los océanos.

Pero a pesar de tantos años de sacrificio, su obra no fue reconocida hasta que un compañero de la universidad leyó una breve biografía de West en una reunión de ex estudiantes. A continuación la prensa se hizo eco de aquella noticia, al punto de que el Senado de Virginia la condecoró en febrero pasado, alegando sus enormes aportes y contribuciones vitales a la tecnología moderna.