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domingo, 3 de junio de 2018

Zidane, ídolo en la cancha y en el campo

Por Manolo

Su despedida fue casi idéntica a la carrera que tuvo en el banquillo de los madridistas. Luego de convertir en realidad sus sueños como entrenador, además de arreglárselas para mantener intacta la modestia de siempre a lo largo de estos dos años y medio, el otrora estelar mediapunta francés se despidió del club de sus amores. Incluso cuando la noticia dejó perplejo al mundo del balompié, sus razones fueron válidas. Zinedine Zidane dijo adiós a los suyos luego de llevarlos a lo más alto, justo después de convertirlos en campeones tres veces consecutivas de la UEFA Champions League. Para él, los muchachos necesitaban un cambio.

Hace más de una década Zizou llegaba por primera vez al club de la avenida Concha Espina procedente de la Juventus. Aterrizaba en aquel momento con la etiqueta de ser una de las mayores y más brillantes estrellas del mundo futbolero. Le avalaban dos grandes títulos conseguido con su selección, Les Bleus: el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000. Además, también habían tenido éxitos con los bianconeri de Turín en la Serie A.

Incluso cuando bordo de la nave merengue los retos eran de una talla mucho más grande, Zinedine estuvo a la altura durante el año de sus debut, y se las arregló para echarse en un bolsillo tanto a la afición de la capital española como a la prensa especializada. La cumbre de aquella temporada fue la final de la Champions celebrada en el Hampden Park de Glasgow, Escocia. Aquella noche se medían los blancos con el Bayer Leverkusen. Con el marcador empatado a uno, con goles de Raúl para los suyos y de Lucio para los alemanes, Zidane frotó la lámpara y marcó de volea uno de los más sublimes y hermosos goles de la historia de la competencia. Aquel golazo sería uno de los momentos más memorables de su paso por las canchas.

Luego de aquel éxito inicial, y de la Liga conquistada al año siguiente, la carrera del astro marsellés cayó en una etapa de pocas alegrías. Al desastre que fue la selección durante el Mundial de Corea y Japón, se sumó una pálida actuación en la Euro de 2004. También en Madrid las cosas fueron mal, luego de tres temporadas completas (2003-2006) sin un solo trofeo nuevo en las vitrinas del club más grande del siglo XX. No obstante, en 2006 llegaría su última chance, y Zizou no la dejó pasar.

Tras anunciar su retiro luego del Mundial de Alemania, muchos pensaron que su carrera estaba totalmente en caída libre. Pero él se encargó de demostrarles lo contrario, y en territorio teutón fue el mismo genio que años antes. Su monumental partido contra Brasil en cuartos de final fue la prueba más contundente de ello. Ya en la final contra Italia marcó de penal el primer gol de su equipo, y si no llegó luego a alzar la Copa, fue entre otra razones por un arranque de mal genio que lo hizo ser expulsado tras pegar un cabezazo al defensa rival Marco Materazzi.

Pasaron en total otro siete años para que volviera a un rol protagónico en el Santiago Bernabéu. Fue a las órdenes de Carlo Ancelotti que comenzó sus andaduras como segundo entrenador de los blancos, sin dudas una combinación que al término del primer año dio excelentes resultados: doblete de Copa y Champions. Más tarde estaría un año fuera sacando su licencia de técnico acreditada por la UEFA, y en 2016 regresaría de forma triunfal.

En enero de hace dos años sustituyó en el banquillo de Chamartín a Rafa Benítez, quien pese a no haber cosechado resultados tan malos, no convencía a la dirección del club. Así, Zidane inició una gesta prácticamente imposible para remontar la Liga, en donde se quedó a solo un punto de empatar con el Barcelona. Su mayor premio llegaría en la Champions, que solo cuatro meses después de asumir como cabecilla de los merengues, ganaría en penales frente a sus “vecinos” del Atlético de Madrid.

En lo adelante todo fueron sonrisas: campeonato de Liga y Champions en la temporada 2016-17, a los cuales se sumaron los triunfos ante Manchester United y Barcelona en las Supercopa de Europa y la de España, respectivamente, y luego el Mundialito de 2017.

A pesar de no tener un recorrido totalmente bueno, en la recientemente finalizada campaña, logró rescatar a los suyos del fracaso liguero y el de la Copa del Rey, para cerrar con una victoria en la Liga de Campeones y lograr así lo que ninguno desde el cambio de formato: tres títulos consecutivos.

Ahora el Madrid deberá buscar a alguien lo suficientemente osado y capacitado para llenar el espacio dejado por un grande, cuyas estadísticas muestran un trofeo ganado por cada siete partidos dirigidos.